Abelardo García | ¿Formamos resentidos?

El ministerio no puede desentenderse de la forma en que se educa a nuestros pueblos indígenas
Cuando se incendia y destruye propiedad pública, cuando se invade y destroza propiedad privada. Cuando se pinchan llantas para impedir la movilidad de quien quiere transitar, cuando se impide a emprendedores realizar sus actividades y negocios, cuando se apedrea y atropella a otros, y cuando se habla de “no enviar alimentos para que mueran de hambre los idiotas de las ciudades”, no es difícil encontrar un hilo conductor que bien puede definirse como rabia, odio y resentimiento.
Si fuesen los mayores o incluso aquellos que eran vendidos con la hacienda, acaso, sin justificarlo, lo entenderíamos. Pero cuando hacen y dicen todo esto personas jóvenes, nos preocupa; y nos preocupa seriamente, porque no podemos endilgarle el peso de la culpa al desconocimiento o a la ignorancia exclusivamente, ya que estas nuevas generaciones de indígenas, sin duda, son producto de nuestro sistema educativo nacional, que mantiene incluso una subsecretaria especializada en el Proyecto de Educación Intercultural Bilingüe.
La pregunta es, entonces: ¿Cómo estamos educando a estas nuevas generaciones? ¿Cómo se forman? ¿Cuáles son los ejes transversales que se utilizan en escuelas básicas y bachilleratos para motivar, estimular y darle vivencia al aprendizaje? Si la educación es redentora porque da paso a la esperanza y siembra expectativas de progreso, de avance, de futuro, ¿qué está ocurriendo con esta programación educativa? ¿Con este sector que amerita, como el que más, una buena y mejor educación?
¿Quién supervisa a esos docentes y quién les permite dejar en cada mente y en cada corazón esas ideas que, de cuando en cuando, asoman en cada paro nacional y que no demuestran progreso, ni avance, ni mejora? Recordemos que, en el arca abierta, puede ocurrir todo, y el ministerio no puede desentenderse de la forma en que se educa a nuestros pueblos indígenas.
El resentimiento, el odio, el coraje, la ira: son semillas que se dejan en la mente y corazón del ser humano. ! Cuidado con ello ¡pues el modelo se sostiene con el impuesto de toda la nación.
Auditemos y evaluemos si merece mantenerlo.