Quito

Moradores rechazan la construcción de un cenizario en las faldas del Pichincha

Siete barrios de la parroquia Belisario Quevedo vuelven a las protestas en las calles. Reclaman que la iniciativa afecta a un bosque protegido

Una vez más, la construcción de un cenizario en las faldas del volcán Pichincha preocupa a los moradores de la parroquia Belisario Quevedo, al norte de Quito.

Con antorchas en mano, unos cincuenta habitantes de la zona reclamaban con carteles y pancartas por la conservación de lo que consideran su patrimonio natural. Salieron a protestar en la intersección de las calles Juan Acevedo y Díaz de la Madrid, pese al frío de la noche.

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Y es que los trabajos de construcción del cenizario Urkupamba se han reanudado pese a que el pasado 2 de febrero, el exalcalde Jorge Yunda, había declarado oficialmente cancelado el proyecto privado que pretende construir un cenizario con hornos crematorios, salas de velación y servicios funerarios. Pero con la actual administración, los moradores dicen que las labores de construcción han empezado de nuevo.

“Pese a la nulidad siguen talando árboles, siguen talando la vegetación. Nos preocupa que (el constructor) no respeta el documento administrativo del Municipio, no respeta al Ministerio de Ambiente, no respeta nada”, señaló Diego Paillacho, morador del barrio San Vicente, al que también afectaría la construcción.

“Esto no es de ahora, vamos ya unos 7 años atrás con esta problemática. Antes era otro cementerio que se iba a llamar Altos de la Paz y ahora le quieren poner Urkupamba”, señaló Paillacho.

Preocupa porque Altos de la Paz, en su declaratoria de Impacto Ambiental, citó posibles afectaciones al agua subterránea, a la fauna y flora de la comunidad, además de la contaminación del aire. Aunque, establece un plan de mitigación.

Este Diario se puso en contacto con varias dependencias municipales, pero hasta el cierre de esta edición no recibió respuesta sobre quién era el vocero autorizado.

Para construir el cenizario sería necesaria la deforestación de 47.5 hectáreas de terreno que se interceptan con los bosques protectores Flanco Oriental de Pichincha, Cinturón Verde de Quito y Quebradas Vivas.

“El poner este crematorio va a contaminar agua, aire, el suelo, incluso podría haber deslaves por el debilitamiento de la capa del suelo”, reclama Verónica Panchi, moradora del barrio La Primavera.

Son siete barrios y alrededor de 8.000 familias que se encuentran en la zona de influencia de la construcción.