En Carcelén, la felicidad duró poco. Cuando se cerró un tramo de la calle Javier Espinosa, que une la avenida Simón Bolívar con el intercambiador del sector, usuarios y moradores pensaron que al fin habría una solución a la alta incidencia de baches que afectaba el flujo vehicular. Pero no fue así. El cierre intervino solo un tramo de 220 metros. Luego, la maquinaria se fue y la vía se reabrió. Los casi dos kilómetros adicionales de la avenida quedaron intactos.

“Pensamos que iban a intervenir todo y ha sido un pedacito nomás (...) Necesitamos que se repare porque los baches dañan la suspensión y debemos invertir más de lo normal en el mantenimiento del auto”, dijo el taxista Jesús Guerrón.

No obstante, la situación con los baches se ha masificado en Quito, afectando las principales vías de todo el distrito.

Un recorrido de este Diario por la avenida Galo Plaza Lasso, una de las arterias principales de Quito, evidenció que en tan solo 10 kilómetros de vía hubo al menos 40 baches y cuarteaduras del asfalto.

En la avenida Giovanni Calles, en 2,2 kilómetros de extensión hay 24 baches.

Hace un mes equipos del Cabildo hicieron reparaciones, pero estas no duraron nada. Lo mismo señalan los residentes de Quito Norte, quienes señalaron que la intervención realizada hace dos meses en la avenida Cristóbal Vaca de Castro ya muestra fisuras.

“Arreglan tramos pequeñitos que se dañan enseguida, sobre todo con las lluvias”, explicó Anunciación Franco, una de las dirigentes de la localidad.

La Empresa Metropolitana de Obras Públicas (Epmmop) aceptó que los bacheos son medidas paliativas . “Cuando la vía cumple su vida útil se tiene que hacer una intervención mayor, como una repavimentación”.

La entidad anunció que se intervendrán cien calles como parte de los trabajos de intervención este año, y para ello cuentan con un presupuesto de mantenimiento de $ 1,7 millones. Este rubro debe cubrir bacheo, adoquinado y reparación de zanjas.

Hasta ahora, la zona donde más obras se han llevado a cabo es la parroquia Eugenio Espejo, donde se han hecho trabajos en 900 vías. La localidad, explicó la Epmmop, es la que más daños presenta.

Pero para muchos de los usuarios, las intervenciones son insuficientes antes las necesidades de la ciudad.

“Sería mejor que hagan una inversión fuerte en arreglar bien avenidas como la Mariscal Sucre o la Galo Plaza, y no ir tapando un huequito y luego otros. El problema es el mismo cada año y no hay solución definitiva”, comentó Franco.

Los puentes, otro problema

Según la Epmmop, el criterio de selección para la reparación es “el volumen peatonal y vehicular de cada arteria vial reportada por daños”. 

Eso, sin embargo, tampoco ha hecho que se logren reparaciones integrales en pasos elevados o deprimidos, como el que une a la 10 de Agosto y la 6 de Diciembre, el puente de El Labrador y el Puente del Guambra, que presentan numerosos daños. En este último no se han realizado obras, ni bacheos, por lo que los autos deben ir a paso lento, complicando el tráfico.