
Droga en Anconcito: Dos pescadores fueron detenidos con cocaína que iba a México
Los paquetes tenían logos de marcas de autos de lujo
“Los compañeros pescadores no entienden que, si decides transportar droga en tu lancha, estás firmando tu acta de defunción”, susurra con miedo un pescador del puerto de Anconcito, tras conocerse la reciente detención de dos artesanos del mar vinculados al narcotráfico.
El suceso, que ha sacudido a la comunidad pesquera, se comenta con extrema cautela. “Aquí las paredes tienen oídos. Es mejor callar que terminar asesinado”, afirma otro pescador veterano, mientras lanza advertencias a los jóvenes del gremio: “Se les aconseja que no acepten dinero de los narcos, pero muchos no hacen caso. La codicia y la necesidad los ciegan”.
Paquetes de cocaína tenían logos de marcas de autos de lujo
La Policía Nacional confirmó que los detenidos fueron interceptados a 18 millas náuticas del puerto de Anconcito, mientras transportaban una tonelada y media de clorhidrato de cocaína en una lancha artesanal que simulaba estar en faenas de pesca.
Lo que parecía una embarcación inocente escondía un doble fondo con 1.500 bloques tipo ladrillo de droga. Los investigadores se sorprendieron al encontrar en los paquetes cuatro logotipos diferentes, todos con símbolos de marcas de autos de lujo, una señal de que múltiples cárteles podrían estar involucrados.
Según el coronel Jorge Hadatti Bucheli, fue la inteligencia policial la que logró rastrear las coordenadas precisas y las características de la lancha sospechosa. La operación fue ejecutada en coordinación con la Armada de Ecuador. Se decomisaron también un teléfono satelital, radio, boyas y otros equipos de comunicación marítima.
“La droga incautada está valorada en 45 millones de dólares en el mercado internacional. Hemos asestado un duro golpe a las estructuras del crimen organizado”, declaró Hadatti. Sin embargo, lamentó que en este tipo de operaciones frecuentemente se vean implicados menores de edad, víctimas del reclutamiento narco en zonas costeras.
Mientras tanto, en Anconcito, el temor y la desconfianza crecen. La comunidad, atrapada entre la pobreza y el poder del narcotráfico, guarda silencio. Hablar puede costar la vida.
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