Transición inaplazable

Aún no se perciben cambios agresivos con políticas tangibles, ni del Gobierno central ni de los seccionales, que favorezcan, viabilicen e incluso obliguen a todo el aparato productivo y a la ciudadanía a bajar la huella de carbono’.

Las temperaturas extremas que se están viviendo en Argentina, donde agobia el calor, y Estados Unidos, que sufre un frío inclemente, constituyen pruebas innegables del cambio climático. Además, cada vez son más frecuentes y más devastadores los fenómenos naturales. Tifones, huracanes y tornados arrasan con poblaciones enteras. Y fuertes inundaciones se producen en zonas antes nunca vistas, mientras la sequía da lugar a incendios forestales que arrasan con miles de hectáreas de bosques. El planeta está dando grandes señales de alerta, sin embargo la reacción de los humanos no es proporcional a la gravedad de la situación.

En Ecuador, aparte del ‘adendum’ de Transición Ecológica a la denominación del Ministerio de Medio Ambiente y Agua, aún no se perciben cambios agresivos con políticas tangibles, ni del Gobierno central ni de los seccionales, que favorezcan, viabilicen e incluso obliguen a todo el aparato productivo y a la ciudadanía a bajar la huella de carbono pasando al uso de energías limpias, a la movilidad sostenible, a la clasificación y reciclajes de residuos y desechos; y a evitar la contaminación de acuíferos, ríos y del océano.

El proceso de ir abandonando la dependencia de los combustibles fósiles y migrar a las energías renovables deben empezar ya.