Silencios e incertidumbre

'La política del silencio deja muchas preguntas en el aire, pero lo más alarmante es la sensación de navegar al garete. Es hora de acabar con la incertidumbre'.

Una de las herencias que más se siente en el Ecuador, tras diez años de revolución, es la falta de respuestas por parte de los órganos oficiales sobre los temas que preocupan a la ciudadanía. Los casos de coronavirus desvelaron las deficiencias en la articulación de mensajes preventivos que permitan evitar el caos de un problema de salud pública que afecta a todo el mundo. Pero este no es el único caso. Las máximas autoridades de turismo han evitado referirse al desfogue de aguas negras en Salinas, lo que ha afectado sensiblemente a este sector, según los propios operadores. Tras las renuncia del último ministro del Ambiente, el tema quedó en la nevera. Como si esto fuera poco, la sensible baja del precio del petróleo terminó por complicar el ya difícil panorama económico por el que atraviesa el país, sin que se conozca la verdadera dimensión de la crisis, lo cual ha exacerbado los ánimos, ya caldeados por la falta de trabajo desde hace algunos meses. La política del silencio deja muchas preguntas en el aire, pero lo más alarmante es la sensación de navegar al garete. Es hora de atacar la incertidumbre con una política de comunicación articulada que genere compromisos urgentes para el desarrollo nacional.