Salinas, sin capitán
La realidad es que los únicos responsables de que las ciudades sigan creciendo sin un norte son los actuales alcaldes y los inmediatos anteriores
Salinas, como gran parte de los cantones del país, ha crecido desordenadamente y sin planificación urbana. Sus calles inundadas producto de la lluvia en pleno feriado de carnaval, además del desorden reinante, son fiel reflejo de que este lugar, predilecto para muchos guayaquileños, quiteños y de otros puntos del país, durante toda su historia ha carecido de un capitán con visión. Siempre ha habido y seguirá habiendo excusas para todo, pero la realidad es que los únicos responsables de que las ciudades sigan creciendo sin un norte son los actuales alcaldes y los inmediatos anteriores, que tampoco tuvieron proyección hacia el futuro. Sino cómo se explica que se permitiera la construcción de grandes edificios casi al pie del mar de este cantón peninsular, cuyas aguas y ambiente salino corroen lentamente sus bases. Atendiendo a la lógica y a ejemplos en el mundo, los condominios debieron contar con un retiro suficientemente amplio para la construcción de un adecuado malecón. A veces el sentido común es el gran ausente en la clase política, que piensa en otros intereses y no en el ciudadano.
La planificación urbana debe ser la columna vertebral de las gestiones de las nuevas autoridades seccionales. Que las localidades tengan un propósito, dejen de ser feudos y tomen un rumbo para verdaderamente llamarse ciudades.