Replantear la protección al artista
En Ecuador las presentaciones artísticas fuera de las tres ciudades más grandes son escasas, por lo que se hunde en el rezago
La protección de derechos por el uso de piezas musicales en radios, eventos, hoteles y locales comerciales se ha convertido en un negocio lucrativo, no para los artistas nacionales que de forma legítima deben cobrar por el empleo de sus obras, sino por aquellas sociedades que bajo amparo de la ley buscan argucias para expandir la recaudación e imponer el pago de altas tasas. Si uno de los fines de la existencia de estas sociedades de gestión colectiva de derechos de autor es ayudar a cantantes y artistas locales, parece poco funcional seguir fomentando un sistema en un país donde la generalidad de actores tienen pocas obras por proteger, por el simple hecho de tener estancadas sus creaciones y, en el caso de muchos músicos, por no poder hacer realidad el sueño de pisar ni siquiera un estudio de grabación.
En Ecuador las presentaciones artísticas fuera de las tres ciudades más grandes son escasas, por lo que se hunde en el rezago frente a la oferta de entretenimiento que llegan a tener otros países.
Para compensar y proteger el trabajo artístico se debe empezar por repensar los incentivos que se deben dar s la producción y promoción de este mercado, con ayuda de los medios de comunicación. Hay que promover la cultura, no fomentar la creación de sociedades que pueden actuar con sustento legal, pero que finalmente no protegen a los que dicen proteger.