La relegada

Ya durante el último trimestre de 2021 prácticamente todos los sectores se desenvolvían casi con absoluta normalidad. Todos, menos uno’.

Calles y comercios estuvieron desbordados a fines de diciembre; las celebraciones se descontrolaron, las playas se llenaron. Pero ya durante el último trimestre de 2021 prácticamente todos los sectores se desenvolvían casi con absoluta normalidad. Todos, menos uno: la educación.

En el resto del mundo y ya desde inicios del año pasado, se retomaron las clases presenciales. Incluso en Ecuador, planteles privados fueron reincorporando progresivamente a los alumnos a sus instalaciones, por lo que sí se cuenta con experiencia local exitosa aplicable al sector público. Mas, ahora, con el rebrote por ómicron, se vuelve a atrasar el retorno a la presencialidad. Postergar el regreso a clases solo agravará la alarmante deserción escolar, que ya era significativa antes de la pandemia. Las consecuencias inmediatas incluyen mayores afectaciones emocionales en niños y adolescentes, complicaciones en el desempeño diario de los padres de familia y en las rutinas de los hogares; y a largo plazo, un futuro muy poco prometedor para el país. Es prioritaria la adecuación urgente de la infraestructura educativa para recibir a los estudiantes cumpliendo las medidas de bioseguridad. No existe la conectividad ni la tecnología requeridas para impartir educación de calidad y para todos, virtualmente.