Reincidencia electoral

Se presentarán otros rostros o los mismos, prometerán soluciones a los problemas que ya iban a arreglar los anteriores y llegarán al poder para solo dejar como legado pendientes y anhelos en los ciudadanos’.

Cada convocatoria electoral, la misma sensación de oportunidad perdida. No es cuestión de nombres concretos, de banderas o tiendas políticas o de intención de voto. Es cuestión de que las elecciones en Ecuador, ya sean municipales, provinciales o presidenciales, son todo menos una verdadera puerta hacia un Ecuador de todos. Las elecciones siempre son justo lo contrario de lo que prometen. Cuanto más conscientes son los candidatos de los problemas de los ciudadanos, más explotan el anhelo de solucionarlos como estrategia de campaña y, en contraste, menos resultan siendo las prioridades una vez que se está en el poder.

Nada más hay que ver las listas, los aspirantes y las formas en que han llegado a la papeleta por su partido o por su organización política para que cualquiera, incluso sin vocación de oráculo, pueda vaticinar el futuro: todo seguirá igual.

Quizá serán otros rostros los que aprovechen el espacio para hacerse poderosos e influyentes. Quizá serán los mismos los que incluso saquen rédito económico de su privilegio como autoridad electa. Pero lo que es una certeza es que el ciudadano seguirá con la misma sensación de haber creído, haber votado y haber ansiado una solución sin que esta llegue a concretarse nunca. Porque la política sigue siendo igual; no es para todos.