Reflotar el turismo
No solo la inseguridad conspira contra la actividad turística. El mal estado de la red vial significó en algunas plazas una baja ocupación hotelera
La inseguridad es el factor que más pesa a la hora de decidir a dónde viajar por un feriado. En el más reciente, el turismo se vio afectado principalmente por el temor de los ecuatorianos a trasladarse a ciertos puntos del país en los que se registran constantemente hechos violentos, como Esmeraldas. Pese a que estos se han dado mayormente en las periferias de la provincia, los turistas evitan ir a sus playas. Paradójicamente, el toque de queda decretado por el Gobierno para combatir a la delincuencia, al dictaminar una hora temprana de cierre para los establecimientos nocturnos, también produjo pérdidas a bares, clubes y discotecas en la provincia de Santa Elena.
Pero no solo la inseguridad conspira contra la actividad turística. El mal estado de la red vial significó en algunas plazas una baja ocupación hotelera, como en el caso de Cuenca, que con dificultad alcanzó el 50 %. Muchos de quienes la habían elegido como destino cancelaron sus reservas ante el alto riesgo de derrumbes en la carretera Cuenca-Molleturo, donde incluso se produjeron dos accidentes mortales por un deslizamiento de grandes proporciones.
El sector turístico, que aún no supera los efectos negativos de la pandemia, necesita contar con conectividad vial de primer orden y con un plan estatal de reactivación e incentivos que le permitan capear la problemática de la inseguridad.