El privilegio del poncho

Alegar desconocer un idioma que claramente dominan y solicitar un traductor para otro lenguaje ancestral es impresentable

El tono cobrizo de su rostro y utilizar poncho les da, al parecer, un trato diferente ante la justicia. Los líderes indígenas de octubre del 2019, de junio de 2022 y ahora uno con cargo de legislador, acusado de violación, se pasean libremente sin ningún pudor. Pertenecer a este grupo minoritario tiene sus ventajas ante la ley. Basta con alegar ante un juez que hablan un idioma indígena para exigir un traductor del cual claramente el sistema judicial carece, como una forma para retrasar el proceso judicial, pese a que es de conocimiento público que entiende el español.

Se supone que la justicia mira a todos por igual, pero no ha sido tanto así. Baja la cabeza ante unos y mira fijamente a otros.

La destrucción de Quito durante los paros de octubre de 2019 y junio de 2022 es la clara evidencia del descontrol provocado por los líderes indígenas que los encabezaron, y pese a ello ni uno solo está pagando sus culpas. Ahora el asambleísta acusado de violación debe llevar consigo la vergüenza del grillete electrónico.

Alegar desconocer un idioma que claramente dominan y solicitar un traductor para otro lenguaje ancestral es impresentable. Es claramente un intento de evadir sus responsabilidades. Usar poncho por supuesto que es un privilegio para quienes lo sienten así, pero no un camino para eludir la justicia.