PPL pero, sin trato digno

Es realmente reprochable pretender ocultar con malabarismos semánticos lo aberrante de ciertas realidades’.

Podría ser que la dignidad de las personas tenga alguna relación con la manera como se las designa. Por ejemplo, hay legisladores que merecen el título de honorables aunque no sea su condición de Padres de la Patria (otra manera de designarlos) la que se lo otorga. Eran honorables antes de formar parte de la Asamblea, condición que otros no logran aunque los reelijan. Por supuesto, como todo en la vida, el comportamiento valida o niega ciertas formas de nombrar. Su Señoría, ha dejado de usarse con la frecuencia de antes. Y se hizo bien, pese a las excepciones que confirman la regla, en dejar de llamar Tribunal (organización compuesta por tribunos) a lo que ahora es Consejo Nacional Electoral. En todo caso, ¿qué valor tiene designar a quienes, por la comisión de un delito, guardan prisión y ahora pasan a constituirse en PPL (personas privadas de libertad), pero son tratados como desechos sociales que convierten a las penitenciarías en bodegas de humanos? Más valdría seguirlos llamando presos o prisioneros o detenidos, pero darles el trato derivado de sus derechos intrínsecos.

Mal le va a ir a Ecuador cuando comisiones de derechos humanos lo visiten. Y claro, su violación viene de atrás pero, particularmente en estos días, la violencia lo ha visibilizado.