Editoriales

Memoria frágil

"Esos grupos que ayer defendían sus tesis con mano de hierro, ahora son víctimas de sus propios excesos"

Hace más de una década, el país enfrentó a un régimen cuyas características totalitarias cambiaron la visión de los ecuatorianos acerca de la semántica de su entorno. Por ejemplo, a los presos se les tenía que decir Personas Privadas de la Libertad - PPL, y a las cárceles, Centros de Rehabilitación. De lo contrario, el poder de turno usaba a sus huestes censuradoras para obligar a la opinión pública a pensar con esa, su lógica. En ese periodo, la defensa de los derechos ciudadanos respondía al fundamento político de una organización, cuyo único fin era apuntalar un proyecto que iba a durar cien años y para lo cual acomodaron las leyes a su conveniencia. Esos grupos que ayer defendían sus tesis con mano de hierro, ahora son víctimas de sus propios excesos. Los que antes condenaban el legítimo derecho a la protesta, en la actualidad acuden a ella y la defienden con uñas y dientes, olvidándose que fueron ellos quienes coartaron todas las libertades. Si en el pasado era un pecado que se evidenciaran las travesuras de sus líderes, hoy estos actores exigen las cabezas de sus detractores. Por fortuna, todo está documentado para contrarrestar la fragilidad de la memoria de quienes ahora intentan regresar a la función pública con nuevo discurso y evadiendo cualquier escollo jurídico que antes respetaban con fervor.