Impuestos sin retribución

Hay un notable clamor exigiendo una mejor atención y prevención de la enfermedad, y también una imperativa promoción de la salud’.

Distintos sectores de la vida nacional, fundamentalmente los usuarios de las prestaciones que brinda el Ministerio de Salud Pública, saben que la atención es de baja calidad. Y ello no ocurre en todos los casos debido a la mala preparación del personal médico, de enfermería, o de los otros profesionales que trabajan en el sector. Es básicamente el producto de la ausencia de un Sistema Nacional de Salud, que torpes intervenciones en los últimos gobiernos lograron destruir cuando empezaba a consolidarse.

Siendo el Ecuador un país en donde el gasto per cápita en salud es cubierto casi en un 50 % por los ciudadanos y en el que varios impuestos están destinados a la atención y prevención de la enfermedad -casi nada a la promoción de la salud- resulta inadmisible que los hospitales estén desabastecidos de medicamentos e insumos, que los quirófanos lleven meses paralizados, que los turnos para la atención de los pacientes se establezcan luego de que fallecen.

Por disposición constitucional, la atención de la salud está entre los deberes primordiales del Estado. Por ello, además del impuesto a la renta, las contribuciones al IESS, los tributos destinados a enfermedades específicas, etc., la atención debería ser excelente y cabe exigirla con esa calidad. El Gobierno tiene la palabra.