Impacto al turismo

Ninguna provincia del país está libre de la inseguridad ni de la violencia criminal que impacta negativamente en las actividades económicas.

El alto nivel de inseguridad en Esmeraldas está obligando a los empresarios de las provincias de la Sierra Central a desistir de sus inversiones en destinos turísticos de la costa norte, en la frontera con Colombia, para direccionarlos hacia las provincias de Manabí y Santa Elena, por la drástica caída del flujo de visitantes, que empuja la debacle en la economía local y regional, sustentada en el gasto de los visitantes.

El miedo de los turistas a ser víctimas de la violencia criminal y de la delincuencia, y de los inversionistas a sucumbir al asedio de los ‘vacunadores’, impacta negativamente en la actividad turística en general, sin que las autoridades nacionales ni locales atinen en sus planes de seguridad ciudadana y de protección a las actividades productivas del país.

Aunque se prefiera invertir en los balnearios de la costa central, ninguno de estos está libre de la inseguridad que marca el ritmo cotidiano de sus habitantes, que buscan protección en los conjuntos residenciales cerrados, que tampoco garantizan una seguridad total.

El combate a la inseguridad y a la violencia criminal del crimen transnacional no admite espera ni mano suave de las autoridades locales, que serán elegidas el próximo domingo en las urnas. El país requiere seguridad.