Guayaquil sigue gris

Los espacios verdes deben estar distribuidos por todos los puntos cardinales, equitativamente. Y requieren buen mantenimiento

Para calificar la sostenibilidad de una ciudad, cuya característica principal es la de brindar buena calidad de vida a sus ciudadanos, existen indicadores que se manejan internacionalmente. Estos abordan diferentes aspectos y en la mayoría, Guayaquil obtendría calificación deficiente.

Uno de los índices en los que deberá trabajar urgentemente quien asuma o reasuma la alcaldía es el de metros cuadrados de áreas verdes por habitante. Se ha dicho que aquí se cumple con el parámetro establecido por la OMS, pero para alcanzar dicho estándar se han considerado incluso los manglares y bosques que rodean a la urbe.

El equilibrio entre lo construido y los espacios libres y de relación se logra cuando las personas pueden acceder a un parque, plazoleta o peatonal con área verde a no más de 200 metros de distancia. De nada sirve que existan varias hectáreas con árboles y verdor si están ubicadas en un extremo de la ciudad, al que tienen fácil acceso solo un limitado número de habitantes. Los espacios verdes deben estar distribuidos por todos los puntos cardinales, equitativamente. Y requieren buen mantenimiento, lo que no está ocurriendo en Guayaquil, pues por todas partes se ve vegetación seca y moribunda, y árboles enfermos, con el agravante de que en los nuevos polos de desarrollo de la urbe no existen grandes parques públicos.