Frente al cañón

Fue siempre la voz lúcida y certera a la hora de buscar los caminos a seguir en los más álgidos episodios de la historia de este país.’.

A escasos diez días de la partida de nuestro fundador, despide este Diario, y el Ecuador entero, a otro grande.

Referente irremplazable del patriotismo, Francisco Huerta Montalvo fue siempre la voz lúcida y certera a la hora de buscar los caminos a seguir en los más álgidos episodios de la historia de este país.

Médico, periodista, maestro, masón, pero esencial y apasionadamente político, ejerció desde la función pública y también en el ámbito privado el más elevado civismo. Puso, durante toda su vida, su brillante oratoria y su ingenioso estilo al escribir, al servicio de la nación. Como académico, promovió incansablemente la democratización del conocimiento, y ansiaba, en el campo de la salud, la instauración de una medicina preventiva accesible para todos. Desde la diplomacia, abrazó con convicción la causa de una América diversa, pero unida y próspera.

Su figura trascenderá a las nuevas generaciones por su preclara visión de futuro, por su afán de defender a ultranza la libertad y por buscar un desarrollo social integral, principalmente humano.

Seguirán los cañonazos de nuestro subdirector inspirando las páginas de este Diario en la batalla por preservar la libertad de expresión y la democracia, y por defender los más altos ideales de la República.