Fracasos emblemáticos

El cúmulo de fracasos y obras mal hechas muestran el desprecio que los políticos sienten hacia los ciudadanos a los que deben servir

Son tantos los fracasos de los políticos que han gobernado el país en los últimos 30 años, construyendo unas obras mal hechas y otras innecesarias, olvidándose de lo urgente y prioritario, que con ello bien podrían ganar un récord Guinness a la estupidez humana.

Los fracasos emblemáticos, por obras de las que tanto se ufanaron los mandatarios de turno, están a la vista: los inactivos aeropuertos de Santa Rosa y Jumandy, la inexistente Refinería del Pacífico, la mal construida hidroeléctrica Coca Codo Sinclair, el cerrado edificio de la Unasur... Sobran ejemplos de la imbecilidad política reinante en el Ecuador.

 Los millonarios gastos en las carreteras Cuenca-Molleturo, Riobamba-Pallatanga y Alóag-Santo Domingo no tienen justificación si estas continúan siendo cerradas periódicamente por los deslaves, como si no hubiesen en el país profesionales capaces de proponer soluciones perdurables que acaben con el círculo vicioso que afecta la economía del Estado y las familias.

Los políticos deben sentir vergüenza por haber postergado la ampliación del tramo Balao-El Guabo, de la carretera Guayaquil-Machala, y haber malgastado el dinero público, porque con ello solo han frenado el progreso de los ecuatorianos. La deficiencia mental no puede ser contagiosa. El país merece atención.