El fracaso de América Latina

"Aunque los males de muchos no deben servir de consuelo, conviene tener claro que es la democracia continental la que luce cansada e insuficiente"

Es frecuente escuchar en estos días muy duras críticas respecto al actual sistema electoral ecuatoriano, los partidos políticos, sus candidatos, y hasta al conjunto de los electores. Se argumenta que el Ecuador es un fracaso como país, cuando su economía se mantiene en una larga crisis, no se supera la pandemia, permanecen las denuncias sobre corrupción, sigue creciendo el desempleo y la inseguridad en las calles se deja ver cotidianamente. Mientras tanto, en aparente pasividad para desconsuelo de muchos, ha transcurrido el proceso electoral sin mayores tensiones, salvo unos cuantos incidentes aislados que trajeron violencia a su desarrollo, lo cual siempre es repudiable y conviene dejar planteado el rechazo social y la insistencia a las autoridades para su adecuado juzgamiento.

Lo descrito sucede también en Perú, que elige presidente este domingo entre dieciocho candidatos, en primera vuelta. La fragmentación supera a la del Ecuador. En cuanto a pandemia, las cifras de Brasil son cada vez más aterradoras, y en relación a violencia electoral, en México ya se han producido dieciocho muertos. Así, los fenómenos que desencantan al Ecuador, se dan en todo el continente. Es América Latina la que tiene que revisar el sentido de “sus democracias” y la necesidad de fortalecerlas construyendo ciudadanía.