Fortalecer la dolarización

El desarrollo no es un tema de ideología sino de saber cómo hacer crecer la economía de manera sustentable y ética: temas ambos ajenos al totalitarismo.

Es una frase trillada pero engañosa aquella de fortalecer la dolarización. Iniciada su tercera década de vigencia, el régimen monetario que le quitó al Banco Central la opción de emitir dinero sin respaldo para tapar los errores de sucesivos gobiernos, ha probado ser el escudo que nos protege a los ecuatorianos contra la posibilidad de correr la suerte de otros países, o de sufrir las angustias que teníamos en el pasado. La dolarización no debe ser un tema de campaña para los políticos; más del noventa por ciento de los ciudadanos la apoyan y cualquier intento, amigable o no, para volver a las viejas prácticas será merecedor del más amplio repudio.

Si alguien apto aspira al poder, sabe que la única forma como se explota el potencial de la dolarización es siendo fiscalmente responsable: liberando las ataduras que conspiran contra la producción, apoyando el comercio y la industria, volviendo la mirada al campo y al amplio océano, desmantelando el centralismo, y promoviendo el desarrollo humano a través de la revolución educativa.

El desarrollo no es un tema de ideología sino de saber cómo hacer crecer la economía de manera sustentable y ética: temas ambos ajenos al totalitarismo.