Editoriales

La ética de los médicos

Una estafa todavía remota en el Ecuador agrava la situación: se sabe con pelos y señales que en revistas médicas de prestigio internacional hay investigadores impúdicos...

Partiendo de la artificial prórroga de la permanencia en cuidados intensivos de pacientes de la seguridad social, alojados en clínicas privadas, y siguiendo con la compra de productos farmacéuticos o insumos médicos, a punto de expirar o en cantidades tan voluminosas que permiten sospechar para explicarlas, que hay sobornos de por medio, el inventario es grande.

Igual la complicidad en la emisión de certificados de discapacidad que no se correspondían con afectaciones reales de quienes los solicitaron para adquirir vehículos liberados de impuestos.

Por el estilo, avergüenza verlos involucrados en la construcción de hospitales con sobreprecios o en la negociación de los mismos como moneda de cambio para obtener favores políticos.

Una estafa todavía remota en el Ecuador agrava la situación: se sabe con pelos y señales que en revistas médicas de prestigio internacional hay investigadores impúdicos, que publican al por mayor y siempre están listos a otorgarle o quitarle propiedades a determinados fármacos, en función de cuánto les pagan, para financiar la “investigación”, algunas de las poderosas pero mafiosas empresas farmacéuticas, especialistas en diverso tipo de relaciones públicas y también, como queda dicho, en falsear la verdad otorgándole corteza de investigación científica.