Editoriales

Espejismos fiscales

Los $500 millones a recaudar en tres años no califican siquiera de gota en el desierto...

La ley tributaria aprobada por la Asamblea pasará a la historia como otro de esos ejercicios en futilidad e ineficacia gubernamental. Se pretende aparentar logros cuando en realidad se continúa aplicando parches a un problema, el del manejo fiscal, que sigue siendo manejado en forma negligente. 

El presidente de la Legislatura declara exultante que el objetivo es el de “redistribuir de manera equitativa y solidaria la riqueza del país”, demostrando falta de discurso político pues de lo que se trata es de lograr desembolsos adicionales en un programa mal concebido e irrealizable con el FMI y, además, pretender “saltar otro charco” en el interminable ejercicio de equilibrio de cuentas que no cuadran porque el Estado rehúsa hacer lo que debe hacer: controlar el gasto corriente y empujar la inversión.

Los $500 millones a recaudar en tres años no califican siquiera de gota en el desierto en un presupuesto que demanda $10.000 millones en el capítulo de crédito público. Sí representan otra medida torpe, como todas las que pretenden miniajustes sobre los mismos contribuyentes. Suman tributos que alimentan la recesión y demuestran, una vez más, que la palabra del gobernante (“no habrá más impuestos”) no cuenta para nada.