Editorial: Propuesta revolucionaria

Las fuerzas hoy derrotadas y las que han ido perdiendo terreno, buscarán recuperar influencia y recurrirán a todos los artilugios que tengan a mano

Lo que hemos vivido los ecuatorianos en los últimos años nos hace sospechar sobre los verdaderos trasfondos de las propuestas que hacen las autoridades y los políticos. Ante el nuevo inicio de gobierno que se avecina, las fuerzas hoy derrotadas y las que han ido perdiendo terreno, buscarán recuperar influencia y recurrirán a todos los artilugios que tengan a mano.

Es indiscutible que la situación del Ecuador amerita un trabajo concertado, incorporando a todos los actores, de todas las tendencias, pero dicho acuerdo nacional de ninguna manera puede resultar de un pacto cuyo punto de partida sea la impunidad.

La pureza de las intenciones del llamado del alcalde de Guayaquil a una convocatoria nacional por la unión se comprobará solo si la concertación se logra sin ningún tipo de ‘requisito’ u omisión de sanciones. Asimismo, los acuerdos que se aspira alcanzar no pueden darse en función de planteamientos que provengan de agrupaciones o de figuras cuestionadas por un desempeño corrupto, mucho menos de un expresidente cuyo estatus es el de prófugo de la justicia.

Si se realizan las auditorías a la anterior gestión municipal que un día se anunciaron, y si se concreta una tregua para lograr gobernabilidad sin ningún tipo de condicionamiento, sabremos si la controvertida propuesta fue fruto del maquiavelismo o de la ingenuidad.