Editorial: Inteligencia y reserva de la fuente
Este Diario jamás violará el secreto profesional ni revelará sus fuentes
La novísima Ley de Inteligencia establece, textualmente, que cualquier información que sea solicitada por el Sistema Nacional de Inteligencia tiene que entregarse “sin excepciones ni oposiciones”. Esa obligación tiene como destinatarios, entre otros, a personas naturales o jurídicas privadas.
Y no obstante que, durante la tramitación de esa ley en la Asamblea, se advirtió de los riesgos que esos textos representaban para el periodismo libre, al que la Constitución de la República garantiza sin excepción alguna “el secreto profesional y la reserva de la fuente”, eso no fue óbice para que tozudamente se los mantenga inalterados.
Desde el oficialismo se argumenta que nada hay de qué preocuparse. Ese bálsamo lo apoyan en que la propia Ley de Inteligencia establece, como unos de sus principios, que el cumplimiento de sus objetivos siempre debe estar supeditado a la Constitución, y que entregar la información solo resulta obligatorio cuando se la ha pedido “de conformidad con el ordenamiento jurídico vigente”. Este Diario toma nota de esas palabras. Y en salvaguarda del derecho de sus lectores a estar informados, y del derecho propio a informar, jamás violará el secreto profesional ni revelará sus fuentes. Y por supuesto, denunciará cualquier arbitrario intento de que actúe en contrario.