Editorial | Autoridades sin palabra

Las autoridades que han resultado electas en tiempos recientes, tanto nacionales como seccionales, han hecho todo lo contrario a lo ofrecido

Las ofertas que un candidato hace en campaña llevan como firma su palabra. Y con ese aval, quienes eligen determinada opción lo hacen confiando en que esa palabra empeñada será la garantía de que ejecutará cuanto prometió cuando llegue al poder. Así es en la teoría, pero las autoridades que han resultado electas en tiempos recientes, tanto nacionales como seccionales, han hecho todo lo contrario a lo ofrecido, una vez que asumieron sus cargos.

Los ejemplos más fáciles de recordar son los incrementos de impuestos de los dos últimos gobernantes, yéndose en contra incluso de las ideologías con las que proclamaban identificarse. Y tampoco se puede pasar por alto la promesa municipal de destinar los recursos de la alcaldía a resolver los problemas realmente apremiantes de la ciudadanía guayaquileña, para luego aprobar que estos se destinen a la construcción de un aeropuerto al que originalmente calificó de innecesario. Es verdad que al asumir funciones pudieron encontrar realidades que sobrepasaban ampliamente lo calculado, obligándolos a rever las asignaciones presupuestarias, pero ello de ninguna manera justifica alianzas opacas o respaldo a proyectos que no son prioritarios, superponiéndolos a la prestación de servicios básicos que deben ser optimizados y que son verdaderamente urgentes porque afectan la calidad de vida de los ciudadanos.