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Despido o despedida

"Faltan poco más de tres meses para la entrega de poderes al nuevo presidente, pero el actual ya está de salida. Tanto que parece que ya se ha despedido, pese a que los problemas urgentes siguen ahí"

Para cuando el presidente de Ecuador se despida del cargo en mayo de este año, habrán pasado meses de que sus mandantes le habrán olvidado. Ya desde finales del año pasado, en vísperas del inicio de la campaña electoral, la gestión del Gobierno se diluía en el silencio. En medio de una pandemia, ingobernable en todo el mundo, la administración local ha optado por la invisibilidad. Como si mantenerse al margen de los problemas que acontecen en el país fuera una alternativa para algo. Como si mirar para otro lado fuese una forma de despejar las complicaciones. Como si hubiera prisa porque pasen los meses que faltan para entregar las riendas a quien sea que gane en las elecciones.

Los ecuatorianos se sienten huérfanos. Critican o no critican, pero es recurrente el sentir de que hace meses que ya fue la despedida oficiosa de la oficialidad. El problema no es solo sentimental, el problema es que faltan vacunas -de COVID y básicas-, es que hay compromisos con el FMI que cumplir, hay inseguridad en las calles, hay escuelas sin abrir ni planes de hacerlo desde hace un año. Hay muchos asuntos pendientes que no esperan al siguiente presidente. Que necesitan una decisión urgente.