Delitos de lesa humanidad

¿Acaso el latrocinio que atenta contra los siempre escasos fondos del Estado, impidiendo servir a enormes conglomerados poblacionales, no es un delito de lesa humanidad?

El magnicidio en Haití, el fallido intento en Colombia, el apresamiento de los candidatos rivales en Nicaragua, y un largo etcétera de situaciones que pueden configurarse como evidencia de una crisis continental multiforme y multicausal agravada por la pandemia, hacen evidente la necesidad de tomar medidas correctivas urgentes. Una de ellas, destinada a sancionarlos como delitos de lesa humanidad, es la propuesta del presente editorial, a sabiendas de que para así considerarlos se requiere que estén expresamente tipificados como tales en el Estatuto de Roma.

Pero, ¿acaso no es un delito de lesa humanidad la muerte de miles de aquellos ciudadanos de países determinados, que no se vacunaron porque sus primeros mandatarios hicieron campaña contra la inoculación protectora?

¿Acaso el latrocinio que atenta contra los siempre escasos fondos del Estado, impidiendo servir a enormes conglomerados poblacionales, no es un delito de lesa humanidad?

¿O la asignación irresponsable del gasto público? ¿O permitir construir sin el debido control de la calidad y el mantenimiento?

Queda planteado.