Editoriales

Confiar en la ciencia acreditada

"Verificadores de datos se han dedicado a demostrar que estas maquinaciones se sustentan en discursos gaseosos y en ninguna evidencia científica"

Uno de los escollos a superar cuando la vacuna contra el coronavirus esté disponible al público es la incredulidad de quienes piensan que no será la mejor manera de luchar contra la pandemia. Que es la respuesta a un virus creado en laboratorio para beneficiar a farmacéuticas, que modifica el ADN de los que la reciben, que incluye nanochips de rastreo o que con ella se busca dominar a la humanidad, son solo algunos de los argumentos, varios muy cuestionables, que esgrimen los seguidores de teorías conspirativas carentes de fundamento científico. Verificadores de datos se han dedicado a demostrar que estas maquinaciones se sustentan en discursos gaseosos y en ninguna evidencia científica. Ni el dióxido de cloro es avalado formalmente por médicos y científicos acreditables, ni cierto antiparasitario u otra medicina constituyen alternativas científicamente válidas frente a la vacuna. Tampoco existe producto natural que mate al coronavirus. A la mascarilla, el distanciamiento social y el lavado de manos, se sumará la llegada de la inyección. Es fundamental evitar que con ella se generen negociados y actos de corrupción como los que se dieron con medicinas e insumos de hospitales meses atrás, pero resulta necesario confiar en la ciencia acreditada y movida por el deseo de acabar con la pandemia.