Asuma, presidente
Los ciudadanos esperan respuestas de quien los gobierna a los problemas realmente importantes y sensibles
Los ecuatorianos eligieron a un presidente para que resuelva sus problemas, no para que responda a dimes y diretes. Eligieron a un jefe de Estado, no a un buen abuelo, padre o cuñado. Los ciudadanos esperan respuestas de quien los gobierna a los problemas realmente importantes y sensibles, como la inseguridad, la falta de medicinas en los hospitales, la reparación de carreteras y otros. Ningún vicio de amigos o conocidos de algún pariente del presidente tiene que distraerlo de su objetivo principal. Y mucho menos las declaraciones de quien perdió en las últimas elecciones presidenciales.
El excandidato correísta aparece y desaparece del ojo público a su conveniencia. Ahora lanza acusaciones contra el primer mandatario, salpicando incluso el prestigio del sistema financiero de otro país. El presidente no está para perder el tiempo respondiendo a esto. Que lo haga el embajador del país aludido. Y que ese excandidato asuma las consecuencias de lo que, con o sin argumentos, expresa.
Asuma, presidente. Responda a las verdaderas necesidades de los ciudadanos. No se agote en pensar respuestas a quienes solo le ponen piedras en el camino. Ecuador no merece vivir en una constante telenovela, en la que cada día es un capítulo más del melodrama.