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Mujeres espartanas

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Basémonos en hechos y evidencias que demuestran que una mujer autónoma es beneficiosa para todos y que los hombres de verdad no le tienen miedo a mujeres fuertes

Si hablamos de la historia del feminismo muy pocas conocen del estado griego del periodo clásico, donde verdaderamente empezó la autonomía femenina. Las niñas recibían el mismo entrenamiento físico que los niños y se educaban su mismo nivel, pero en casa. Las mujeres espartanas eran conocidas por estar orgullosas de sus hijos, de quienes se esperaba honraran la ciudad con un comportamiento virtuoso, inculcado por las mujeres. Al mismo tiempo, las mujeres tenían la responsabilidad de llevar la granja o la finca y administrar las finanzas y negocios, ya que los hombres a menudo estaban fuera de casa, en la batalla. La fortaleza era lo que más se valoraba en Esparta. Daba igual que viniese de un hombre o una mujer.

Plutarco escribió sobre la historia de Gorgo de Esparta, esposa del rey Leónidas. “Al preguntarle una mujer de Ática ¿cómo es que las espartanas son las únicas que gobiernan a sus hombres’, esta respondió: 'porque somos las únicas que dan a luz a hombres” (Moralia 218D.4). Esto ya que para Gorgo los hombres de verdad no temían a mujeres fuertes, sugiriendo la falta obvia de este tipo de hombres en otras ciudades.

No estoy diciendo que no existían inequidades en esa sociedad, ni que la mujer tenía autonomía completa sobre su cuerpo. Es bueno entender que los derechos y autonomía de las mujeres son una lucha recurrente en la historia de la humanidad. En mi carrera universitaria tuve mucho tiempo para reflexionar por qué la sociedad espartana dio tanta autonomía, para la época, a las mujeres en comparación a otras ciudades griegas. La respuesta es sencilla: autonomía femenina=progreso de la comunidad. Tenemos que dejar de ver los derechos de las mujeres como un tema relevante solo para el sexo femenino. La autonomía de la mujer ayuda a combatir sistemas de inequidad, aporta al desarrollo de la población, crea ciudadanos conscientes y respetuosos de su prójimo. Basémonos en hechos y evidencias que demuestran que una mujer autónoma es beneficiosa para todos y que los hombres de verdad no le tienen miedo a mujeres fuertes.