¡Quiero ser candidato!

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Yo me veo dando la pelea ¡Yo quiero ser candidato! Lo tengo todo, como cualquiera de los 24 existentes. O de los 24 más que aún vendrán.

Existen 24 candidatos a la Presidencia de la República, pero se hacen llamar precandidatos para guardar las formas y no gritar que gobernarnos es lo que anhelan hacer. ¡Qué bonito país tenemos! ¡Qué orgulloso me siento hoy! EE.UU. tuvo solo 10 precandidatos a presidente la última vez que eligió uno; Colombia 8; Alemania 5. Y todavía hay quienes dicen que Ecuador no puede pensar en grande. ¡Ya van 24!

Y el 25 quiero ser yo.

Tengo todo para serlo: soy ecuatoriano, mayor de 35 años, mestizo, cholo, casi negro, qué guapo que soy. Si un día de sol voy a la playa, al regresar paso como afro. O sea: con tres días tostándome en Salinas, puedo ser el candidato de las minorías. ¡Sí se puede!

Me encanta tomarme fotos, sobre todo si registran gestos de gran humanidad como dar una limosna, que siempre me sobra, o poner carita compungida al salir de misa. Y si no tuviera el carro que tengo, sería de los que ceden el asiento en el bus. Soy un hombre de pueblo y de fe; creo en mí mismo y en mi destino: nací para dirigir. ¡Adelante, ecuatoriano, adelante!

Seré un gran administrador, aunque no he manejado ni un balde de papas con maní. Y un gran líder, como tantos otros: voy a dejar obra, sin importarme cuál sea su utilidad o su valor. ¿El doble, el triple, seis veces más? La haré, cue$te lo que cue$te. Todo en la vida tiene un precio, y más si es una carretera… o un hospital. ¡Ya tenemos Presidente!

Nunca me he destacado en nada que no sea levantar la mano en una asamblea o agachar la cabeza frente al poder. Jamás he disentido con el líder de mi partido, secta, cámara o sindicato: mi país no necesita un rebelde sino un soldado fiel, disciplinado, atento a los intereses de su cofradía. Como yo. ¿Cómo servir a la patria grande si antes no le sirvo a mi patria chica?

Y, además, poseo la locuacidad de los que todo saben, el ego de los que todo quieren, la audacia de los que nada pierden y las manos de los que todo agarran. ¿Se dan cuenta de que hasta hablo muy bien? ¿Ya me ven posibilidades? Yo me veo dando la pelea ¡Yo quiero ser candidato! Lo tengo todo, como cualquiera de los 24 existentes. O de los 24 más que aún vendrán.