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Argentina va al precipicio

Avatar del Rubén Montoya

... tuvo el mayor nivel de vida, el más alto ingreso per cápita de la región y puede presumir de haber parido genios como si fueran larvas de tortuga

La nación que tuvo el mayor nivel de vida (cultural, económica, social) en la historia de América Latina va directo al matadero. Sin freno.

Es el país que tiene el mayor número de premios Nobel, tuvo el más alto ingreso per cápita de la región y puede presumir de haber parido genios como si fueran larvas de tortuga. Borges el poeta, Favaloro el médico, Olmedo el cómico, Argerich la pianista, Mafalda la musa de Quino, Mujica el sacerdote, Cerati y Gieco los rockeros, Mercedes Sosa la voz. O el hijo de Dios jugando al fútbol… A Messi me refiero. ¿En qué momento se jodieron?

Tras casi 20 años de peronismo de izquierda (con un lapso de neoliberalismo tontón) Argentina está casi quebrada, acumula una inflación de más del 100 %, dos de cada tres jóvenes quiere irse del país, despilfarró una de sus mayores bonanzas económicas y alimenta a un Estado con la mitad de su personal como ñoquis (léase pipones).

Ha sido gobernada por asaltantes de caminos, encabezados por la jefa del cartel, Cristina Kirchner. El robo a las arcas fiscales es de novela: cuesta entender su voracidad de náufrago, su cinismo sin bozal. No tienen pizca de recato ni límites: acaban de gastar millones de dólares comprando frazadas, con sobreprecio de casi 200 %, para regalarlas… ¡cuando ya se acaba el invierno!

¿Cuál es la alternativa a la Banda de Asaltantes? El de mayor apoyo popular es Javier Milei, gran triunfador de las primarias, un oscuro liberal-libertario sin pelos en la lengua y con la audacia propia de los cuenteros de Muisne, sean de Ecuador o China. Ofrece barrer a “La Casta”, precioso nombre en el que cobija a toda la mafia peronista, y dolarizar la economía. Duerme con sus perros, insulta a todo el que piensa distinto con vocabulario de fumón de esquina, y pregona una superioridad ideológica, ética y estética (tal cual, así lo dice) que tiene feas semejanzas con otro cuentero, el más nefasto: austríaco y de bigotito, para más señas. Ah, y habla con “el número Uno” (o sea Dios) por celular.

De la otra opción ni hablemos. Por ahora. Baste adelantarles que es la versión femenina de Freddy Ehlers... Lloraré por ti, Argentina.