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El miedo quiebra al país

Avatar del Rosa Torres Gorostiza

No entiendo como el gobierno quiere bajar la criminalidad y la delincuencia con toques de queda.

Ni la zona 8 (Guayaquil, Durán y Samborondón) ni las provincias de Santa Elena y Los Ríos necesitan un toque de queda, de 01:00 a 05:00, para frenar la delincuencia y la criminalidad porque, con o sin esa medida, los hechos siguen registrándose en las sombras o a plena luz del día, y ante la vista de todos, por la incapacidad del Estado para ejecutar acciones de protección que devuelvan la tranquilidad al país.

La realidad es que no hay ni los policías suficientes ni estos tienen la debida preparación, peor vehículos y sistemas de comunicación, para cubrir la totalidad del territorio que abarcan los cantones en estado de excepción. Asegurar lo contrario, es querer tapar el sol con un dedo, como si eso fuese posible en una zona que registra más de cien muertos por mes.

Durante los primeros meses de la pandemia del coronavirus pude ver los rostros del miedo a la muerte, por un enemigo invisible que podía atacar en cualquier momento y en cualquier lugar, sin que hubiese mucho margen de defensa contra él, más que el alcohol y la mascarilla que a veces no servía para nada.

Ese mismo pavor siente ahora la población que vuelve a encerrarse en sus casas, aunque sabe que ni siquiera allí estará seguro de las olas criminal y delincuencial que están quebrando al país, porque no hay negocio que quiera exponerse a un asalto ni a los vacunadores que amenazan con balas y bombas. El estado de excepción y el toque de queda lo único que permiten es que los militares salgan a las calles, en apoyo a la Policía, porque no hay otra forma de hacerlo.

El miedo a perder la vida, por una bala perdida o en un fuego cruzado entre bandas criminales a cualquier hora del día o de la noche, lo único que impide es que las familias salgan a comer en la noche o de la ciudad hacia las playas, a disfrutar de un feriado.

Lo que está provocando el gobierno con un toque de queda es aumentar ese terror ciudadano, el mismo que las mafias quieren lograr, dándole más espacio para actuar.

Basta recorrer la zona 8, durante el toque de queda, para darse cuenta que esas cuatro horas no detienen a los delincuentes ni a las mafias, porque su actuación no solo es en la madrugada. Los hechos violentos lo confirman.