Columnas

La educación y la emergencia

Una cosa es no querer que se reduzca el gasto y otra es no poder reducir el gasto en determinado sector. ¿Qué podemos hacer?

La pandemia del coronavirus COVID-19 está diezmando a la humanidad y ningún país ha estado preparado para combatirla, incluyendo Ecuador, que ya venía arrastrando una emergencia económica heredada y con la emergencia en salud, se configura un escenario que está produciendo una emergencia social.

En otros países sus gobiernos han asumido con sus recursos fiscales la bonificación para trabajadores que han perdido sus empleos y a las empresas o compañías, para su reactivación económica. Lamentablemente, Ecuador no puede hacerlo por no contar con fondos de contingencia ni con una reserva internacional, sin fuentes de recursos frescos, agravado todo por bajos precios del petróleo, rotura del oleoducto y con su producción petrolera comprometida.

La premisa básica en economía es que el ingreso debe abastecer para solventar los egresos y de no ser suficiente, se debe aumentar el ingreso y reducir el egreso, preferenciando gastos. Sabemos que actualmente no existen recursos que financien el Presupuesto General del Estado y en momentos como este debemos esforzarnos para reducir gastos y aumentar ingresos. Por tanto es necesario que todos los ciudadanos, poderes del Estado, sectores e instituciones, sin demagogia, populismo, politiquería ni discrimen, participemos en la búsqueda de soluciones con medidas reales, efectivas y necesarias para aumentar los ingresos y reducir o preferenciar los egresos, tanto en el sector público como en el privado y no solo a costa de uno de estos. Pero esta reducción o redistribución de la riqueza o recursos debe efectuarse de conformidad a la Constitución y la ley. Por más que exista un estado de emergencia, constitucionalmente no se pueden reducir o recortar los presupuestos de los sectores de Educación y Salud, Seguridad y Defensa. Todos los demás podrían ser recortados. El problema es que cuando les tocan los bolsillos a los diversos sectores, nadie quiere que se les reduzca el gasto de ellos. Una cosa es no querer que se reduzca el gasto y otra es no poder reducir el gasto en determinado sector. ¿Qué podemos hacer?

Continuará…