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¿Pagarán su culpa los traidores?

Avatar del Roberto López

La forma en que este tipo manejó el país revela cómo sintió que la Providencia le había dado un regalo: un Estado propio, para él. De tal suerte que tenía el derecho de hacerlo todo con el poder que el pueblo le confirió, sin rendir cuentas a nadie. ¡Qué carajo! Ya otro ocurrido había dicho antes “el pueblo soy yo”. Aquí se hacía y se gastaba como a él le daba su regalada gana.

Por eso desde el inicio le metió la mano a la chequera y comenzó a tomar decisiones -no en provecho del país- sino en el suyo propio: atracarnos, endeudarnos hasta el fin de los siglos y encima, lo increíble…. mientras los damnificados del terremoto vivían en carpas, él regalaba el dinero de los impuestos para hacer casas en otros países. Y -lucrando de la desgracia de los migrantes- seguía regalando nuestro dinero a sus panas. Diez palos.

Así que el billete ganado con el sudor de la frente de nuestra clase trabajadora fue a parar a los bolsillos del Pablo capillas y la otra banda. Pero hay un pequeño detalle: una leyecita turra, mal parqueada por ahí, que -como quien no quiere la cosa- se llama como debe: “Ley Orgánica del Régimen Electoral General” y no “Código de la Antidemocracia”, en su parte pertinente, Sección Segunda, “La Financiación Electoral”, dispone: 128. 2. “Queda igualmente prohibida la aportación a estas cuentas de fondos procedentes de entidades o personas extranjeras”. 129. Ninguna persona física o jurídica, puede aportar más de … [la cifra no importa] a las cuentas abiertas por un mismo partido, federación, coalición…”. Digo que la cifra es irrelevante, porque aquí lo importante es el fin de la norma: que el financiamiento sea local, no extranjero. Disfrazarlo bajo “consultorías” truchas es violar la ley. Y el Tribunal Constitucional de ese país, no es como el de aquí: sí entiende la finalidad de las leyes. Así que se les viene duro allá. Yo me quedo con la frase de la canción del otro Pablo socialista. El que canta “y pagarán su culpa los traidores”. Ojalá paguen y les den un poco de su propia medicina.

Cualquier parecido con la realidad… ya saben: simple coincidencia.