Premium

Nunca más Montecristi

Avatar del Roberto López

"Ahora que todos están fundados no es necesario refundarlos sino optimizar sus instituciones democráticas. Así no podrá haber nunca más otro Montecristi"

Los 4 candados constitucionales que impiden la reforma de la Constitución nos permiten conjeturar el diseño de un eterno sistema de impunidades destinado a liberar rápidamente a la banda delincuencial que nos gobernó, cuando ya no fueran poder. Mr. “acuerdo entre privados” libre como el viento, es la prueba de ello.

Urge deshacernos de la Constitución de Correa. ¿Pero… cómo? Pues poniendo en vigencia la del 98 mediante consulta. Claro, eso es la receta incompleta, pues cuando Correa llegó estaba vigente esa Constitución. Y eso no le impidió vender el petróleo futuro, ni endeudarnos hasta las calendas griegas, ni huir luego a la belga… nación. Tampoco evitó la Constituyente que destruyó nuestro sistema jurídico, porque la Constitución del 98 carecía de regulación al respecto. Siempre se quiso impedir la posibilidad de una Constituyente no mencionándola en la Constitución. Pero lo inteligente no es prohibirla, sino regularla. 

Argentina permite la Constituyente solo si el Congreso, mediante ley, define la necesidad de reforma y las materias a modificarse. Así esta no arrasa con todo a su paso, ni aparecen dementes dando de baja a Montesquieu al proponer la antojadiza payasada de constituir cinco funciones del Estado.

La Constitución de Paraguay complementa esto y nos da la solución perfecta: “Art. 291. La Convención Nacional Constituyente es independiente de los poderes constituidos. Se limitará durante el tiempo que duren sus deliberaciones, a sus labores de reforma, con exclusión de cualquier otra tarea. No se arrogará las atribuciones de los poderes del Estado, no podrá sustituir a quienes se hallen en ejercicio de ellos, ni acortar ni ampliar su mandato”. Al incluir esto en la misma consulta de la Constitución del 98, el Ecuador nunca más sería objeto de una debacle como Montecristi.

-¡No! ¿Y los plenos poderes? ¡Las Constituyentes son de plenos poderes! -No. Lo eran en la etapa primigenia/fundacional de los Estados. Ahora que todos están fundados no es necesario refundarlos sino optimizar sus instituciones democráticas. Así no podrá haber nunca más otro Montecristi.