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Lelocracia

"Esto no es una democracia sino una simple “lelocracia”, que podría convertirse en eterna, como Cuba, si algún lelo gana las elecciones"

Según lo expresado por Baumol, Litan y Schramm, en su clásica obra “Good capitalism, bad capitalism, and the economics of growth and prosperity”, la receta para salir del subdesarrollo aplicada en sociedades tan disímiles como Singapur, Israel o China ha sido “producir bienes y servicios y colocarlos a precios competitivos en los mercados internacionales”. No hay otra. Para hacer esto -así los lelos se paren de cabeza- dependemos de la inversión extranjera. -Ah… imperialista. -No, zoquete, no es “imperialismo” sino que aquí no hay un dólar partido por la mitad para producir nada.

Pese a 50 años de guerrilla, Colombia tiene una inversión foránea de 6.371 millones. Y Perú de 8.892. Ecuador no pasa de 202. Quizás usted se pregunte… ¿por qué los inversionistas van a estos países y nadie invierte en Ecuador? Sencillo: nadie invierte en un circo en el que no hay separación de poderes. Si lee la Constitución del Ecuador, encontrará que la justicia y la legislación se encuentran dentro de la Administración Pública dirigida por el Ejecutivo. Y nadie invierte en un país en el que el presidente -sea quien sea- tiene la justicia en un bolsillo y la ley en el otro. Además, la libre circulación de capitales no está constitucionalmente garantizada. Por eso hay un impuesto a su salida.

Encima, mientras quienes necesitan diálisis se ven obligados a mendigar que el Estado se las dé, le regalamos el dinero a los partidos políticos para que se lo roben en la dizque campaña. Cualquier pillo puede ser candidato a la presidencia, los correístas salen de la cárcel luego de media hora de condena, hay autoridades con grillete electrónico y los jueces ponen en libertad a asesinos y violadores. Sin mencionar que -en forma insólita a la par que ridícula- hay “Piggys” cumpliendo “condenas en libertad” en sus mansiones mal habidas.

No señor. Esto no es una democracia sino una simple “lelocracia”, que podría convertirse en eterna, como Cuba, si algún lelo gana las elecciones. Ese es el verdadero peligro. Y todos estos males solo son consecuencia de una nefasta constitución que nadie parece querer cambiar.