Roberto Aguilar | La suciedad, bajo la alfombra
Es lo que ocurre cuando un país queda a cargo de un grupo de personas sin la menor idea de lo que significa el bien común
El desprecio que estos señores sienten por los ecuatorianos ya resulta ofensivo.
Que pretendieran hacernos creer, primero, que un emprendimiento de garaje, HealthBird, incapaz de actualizar la dirección de sus oficinas en su pinche paginita Web, iba dizque a operar la transformación digital del sistema ecuatoriano de salud por 37,7 millones de dólares… Bueno, eso ya era una tomadura de pelo de proporciones épicas. Pero que luego, una vez agarrados con las manos en la masa y puestos en fuga los angelitos antes de que las aguas se enturbien, nos vengan a decir las autoridades que el convenio o los convenios que el Estado firmó con ellos son reservados y no podrán ser desclasificados hasta después de 15 años porque así lo decidió la CNT por sí y ante sí… Eso es peor que un engaño: eso es un fraude. Sería motivo suficiente para que interviniera la Fiscalía, si en este país hubiera un fiscal de verdad y no el espantapájaros que puso el Gobierno en ese cargo precisamente para que se haga el gil en casos como este.
Así que los convenios (el periodismo ha identificado al menos dos) que abrían la puerta a la repartición de 150 millones de dólares de plata pública en contratos (eso anunció HealthBird) ahora resultan ser reservados. Se lo informó la CNT al portal Primicias.
Ocurre que ese medio de comunicación, lo mismo que EXPRESO, ha invertido largo tiempo en pedir información sobre esos convenios. A este Diario siempre le dan largas diciéndole que ya mismo nombran a un vocero para que responda a todas las preguntas. A Primicias, finalmente, le contestaron con el cuento de que los convenios con HeathBird son reservados con el fin de “proteger la competitividad y los secretos comerciales” de CNT. Y citan una resolución del 2 de septiembre que, leída con atención, resulta que no tiene nada que ver con el asunto. Es lo que el poco íntegro secretario de Integridad, José Julio Neira Hanze, llamaría “cortina de humo” si entendiera qué quiere decir eso.
Pues bien: no existe ninguna razón, ni justificación legal, ni atribución alguna conferida a la CNT para declarar reservados los convenios mediante los cuales ese organismo convierte a HealthBird en su socio estratégico para dizque operar la transformación digital del sistema de salud ecuatoriano. Y la necesidad de “proteger la competitividad y los secretos comerciales” de la CNT no puede, en ningún caso, servir como pretexto para crear un espacio de impunidad en el cual se pueda manejar fondos públicos sin rendir cuentas a nadie. La CNT no está facultada para declarar ese tipo de reservas. Quizá si se tratara de algún asunto relacionado con la seguridad cabría la posibilidad de introducir una cláusula de reserva. Pero de ahí a escamotear del escrutinio público el contenido íntegro de un convenio hay un abismo. Es obvio que tienen mucho que esconder.
Es lo que ocurre cuando un país queda a cargo de un grupo de personas sin la menor idea de lo que significa el bien común ni el menor interés por averiguarlo. Amigos, asociados o empleados de Daniel Noboa, quizás acostumbrados a medrar de su fortuna y dispuestos a emprender los negocios del Estado con la misma audacia con la que emprenden los suyos propios. Y la misma opacidad. Estamos en las peores manos.