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Roberto Aguilar | IVA al 15%: salió gallareta

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Finalmente el incremento del IVA será aprobado gracias a la colaboración del nebotismo, que hizo todo lo que pudo para que así sea

¿Qué pesa más? ¿Un kilo de plumas o un kilo de plomo? Las cuentas alegres que despacha Jaime Nebot para justificar su oposición al incremento del IVA se parecen a ese clásico trampantojo de escuela primaria. Supone el líder socialcristiano que el 20 por ciento de cien dólares es una cantidad mucho mayor que el 20 por ciento de su equivalente en pesos argentinos. Y que esa diferencia aumenta si el peso argentino, como suele ocurrir, se devalúa. “Supongamos -pontifica con autoridad- que la Argentina tiene un IVA del 20 por ciento (en realidad, lo tiene del 21). Pero si la moneda se devalúa en un 50 por ciento entonces el IVA también pues. Entonces queda en diez por ciento”. ¿Está hablando en serio? Siguiendo esta lógica implacable, si la devaluación llegara al 100 por ciento el IVA desaparecería; y si superara ese nivel, al Estado le tocaría devolver a los argentinos un porcentaje de su compra. Así de absurdo. Todo para justificar aquella ridícula leyenda urbana de que el IVA en dólares es una carga mayor que el IVA en otras monedas y, por tanto, no hay que subirlo. Un kilo de plumas, según Nebot, pesa considerablemente menos que un kilo de plomo. Y un kilo de plumas de gallareta argentina no pesa prácticamente nada.

Lo de la gallareta viene a colación de esta otra declaración chispeante de Nebot sobre el IVA: “Sería muy triste -dijo- que la Asamblea no pueda resolver algo: pato o gallareta”. Es decir: que resuelva cualquier cosa, justa o injusta, atinada o disparatada, pero que resuelva algo. Aunque sea un engendro. Y a renglón seguido: “Yo no veo dificultad -admitió- en que nuestra contribución financiada, moderada, directa a la vena de la seguridad que es lo que el pueblo quiere, que no lo maten, que no lo saqueen, que no lo violen, que no lo vacunen, etc., pase si es que hay buena voluntad de que pase. El presidente tiene derecho a buscar los votos para el IVA. Los nuestros no los va a tener”.

Y así fue: finalmente, el incremento del IVA será aprobado gracias a la colaboración eficaz del nebotismo, que hizo todo lo que estuvo a su alcance para lograrlo, menos dar sus votos. Porque la única decisión efectiva que podía tomar la Asamblea para evitar que el IVA suba consistía en negar esa posibilidad de manera explícita. Y esa fue, precisamente, la moción que el presidente nebotista de la Asamblea impidió que se votara: moción para negar el incremento del IVA. Así que el IVA va. Las instrucciones de Mocolí se cumplieron a rajatabla: salió gallareta.

La cuestión es que Nebot habla rápido. Con autoridad. Con ese ensayado estilo que consiste en simular elocuencia sin tenerla; en aparentar el desarrollo de un pensamiento lógico sin ejercerlo; en fingir coherencia sin profesarla. Toma la palabra Nebot y es una tromba. Saca chispas por los ojos. Intimida. Luego uno llega a casa, se sirve una copa, se relaja, echa para atrás el audio o el video, le baja la velocidad y transcribe lo que ha dicho. Y, una vez transcrito, se pone a leerlo. Y resulta que no ha dicho nada. Pero nada de nada. Y que, por ejemplo, con respecto al incremento del IVA, la única razón por la que se opone (aparte de la relatividad del peso de las plumas de gallareta argentina, que es la nada) es porque en alguna ocasión decidió oponerse (de eso hace décadas: ocurrió en el siglo pasado) y registró su decisión ante notario. Vaya idea peregrina. A la hora del té, como se vio este martes en la Asamblea, no significa nada. Absolutamente nada. Como cuando habla.