Premium

¿Presidentes a la peruana?

Avatar del RAFAEL OYARTE

Hace rato en Perú se vota por el “menos peor” con tal de evitar a la candidata fujimorista: así resultan electos los Ollanta Humala en 2011

Fujimori llegó a la Presidencia del Perú en 1990 con un discurso populista y antineoliberal, y tuvo un singular éxito aplicando las políticas de shock y liberales que planteaba su contrincante, Mario Vargas Llosa, para derrotar la desbocada hiperinflación que azotaba a ese país, tanto como al terrorismo, al que también vence, haciendo crecer su popularidad. Su régimen, arropado de democracia se tornó prontamente autoritario, no solo con el autogolpe de 1992, sino con la cooptación del poder en todos los órganos que, a la larga, se pusieron a su servicio por una década completa: los que se le ponían en el camino eran prontamente destruidos, como el Tribunal Constitucional que pretendió imponer la norma suprema por sobre su afán “rereeleccionista” en 2000, la que logró teniendo ya que recurrir al fraude, originando su estrepitosa caída en 2001.

Una de las herencias del fujimorismo fue eliminar el sistema de partidos, denostando a la partidocracia (efectivamente, fue él y no Chávez o Correa, quien inició ese discurso), con lo que proliferaron una serie de movimientos sin identificación ideológica y con nombres atractivos, como mero producto publicitario, al igual que ocurre hoy en Ecuador: avanza, alianza, creo, somos, suma, reto, unes, etc., aprovechándose de la que gente se tragó la rueda de molino de que no hay izquierda ni derecha, lo que sirve para acomodar el discurso y ofrecer cualquier cosa en campaña.

Hace rato en Perú se vota por el “menos peor” con tal de evitar a la candidata fujimorista: así resultan electos los Ollanta Humala en 2011, Kuczynski en 2016 y Castillo en 2021. A ello, añada que no hay expresidente sin proceso penal: a los anteriores agregue a Fujimori y a Toledo, pues el caso de Alan García se extinguió por su muerte. Es decir, el último presidente sin proceso fue Fernando Belaúnde Terry, que concluyó su mandato en 1985.

¿Pasa lo mismo en nuestro país? Eso de terminar votando cualquier cosa para evitar al “correísta” es harto triste. ¿O terminaremos como Argentina, en que volvieron los ‘K’ y su corrupción gracias a la indecisión y tibieza de un Macri?