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Yo te ofrezco

Avatar del RAFAEL OYARTE

¿Condenados a la venta de ilusiones? En todo eso, la responsabilidad es compartida

El candidato tiene todas las soluciones y el electo todas las explicaciones: el cúmulo de ofrecimientos es seguido por la invariable suma de excusas que reeditan el añejo refrán del “yo te ofrezco, busca quien te dé”. En corto o largo tiempo las ofertas demuestran, en unos casos, imprevisión e impreparación y, en otros, derechamente, la mentira. Claro que, en ocasiones, es difícil distinguir si la promesa fue producto de la ignorancia o de la malicia, aunque, en tratándose del manejo de la cosa pública, ambas son igualmente perniciosas.

La promesa incumplida y la devaluación de la palabra del político dañan al sistema democrático y, al ciudadano; cada vez más, la política y lo público le dejan de importar y pide, como mala solución, que el voto sea facultativo para, definitivamente, apartarse de esta cuestión.

Y no me refiero solo a las elecciones sino a las consultas populares en las que el proponente genera una sobreexpectativa en el elector al darle una esperanza superior a lo que serán los resultados reales, con la certeza de que ese ciudadano olvidará esas sobredimensionadas ofertas, sin olvidar el añejo recurso de la negación. “Jamás ofrecí eso”, se dirá con cándida mirada cuando la extradición (juicio que inicia por pedido de otra nación y que tiene condiciones nada sencillas para otorgarse) no opere como se publicitó (expulsar a los delincuentes), o cuando sigamos con una gran gama de movimientos políticos vacuos y que el nombramiento de autoridades siga siendo tan lamentable como hasta ahora. Si la idea era ‘ganar’ la consulta para tapar un descalabro electoral, ya sabemos dónde estamos.

De los electos alcaldes y prefectos, pues nada: el tren elevado, la autopista a no sé dónde, la reactivación económica, la seguridad ciudadana, el ornato, y un interminable etcétera, sin importar que lo ofrecido está fuera de la competencia del cargo al que fue elegido. Lo incumplido servirá para prometerlo en la próxima campaña.

Mientras tanto, conciudadano, prepárese para la inmediata precampaña con miras a las presidenciales de 2025. ¿Condenados a la venta de ilusiones? En todo eso, la responsabilidad es compartida.