Extradición a medias

Hubiese preferido la frontal eliminación del privilegio, pues no me interesa mantener prófugos y delincuentes en el país, pero, peor es nada.
Si una persona comete un delito en el territorio de un Estado, pero se encuentra actualmente en otra nación, existirían inicialmente dos posibilidades: que sea extraditado, es decir, devuelto al Estado en cuyo territorio cometió el ilícito, o bien que sea juzgado por esos hechos en el lugar donde se halla ahora. Lo último ocurre con los Estados que, como el Ecuador desde la Constitución de 1945, niegan la extradición de sus connacionales, lo que puede provocar problemas por las dificultades en la obtención de la prueba que no ocurrirían si el procesamiento se realiza en el Estado en cuyo territorio se produjeron los hechos, que es el que, además, tendrá el interés primigenio de investigar, procesar y sancionar el delito, pues es su legislación la que ha sido vulnerada y donde se han dañado los bienes jurídicamente protegidos.
En el próximo referendo se pone en nuestra consideración que los ecuatorianos seamos también extraditables, pero no en todos los casos sino solo los relacionados con el crimen organizado transnacional, como narcotráfico, tráfico de armas, trata de personas y tráfico de migrantes. A ello se agregarán las condiciones comunes para proceder a una extradición formal: la existencia de un tratado en que se establezca esa clase de delito como susceptible de la medida; la doble criminalidad, por la que el hecho debe constituir delito en los dos Estados, excluyéndose delitos políticos y puramente militares o religiosos, que deben tener una pena mínima (generalmente uno o dos años de prisión) y no prescrita, excluyéndose la aplicación de la pena de muerte y otras inhumanas, crueles o degradantes.
De aprobarse la propuesta, si un ecuatoriano es requerido por delitos como asesinato, violación, robo y otros similares, cometidos en el extranjero, no se lo podrá extraditar, y su juzgamiento se lo deberá hacer por nuestros tribunales y con nuestras leyes, con las limitaciones antes anotadas. Hubiese preferido la frontal eliminación del privilegio, pues no me interesa mantener prófugos y delincuentes en el país, pero, peor es nada.