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¿Menos asambleístas?

Avatar del RAFAEL OYARTE

Creer que en el número está la calidad es una equivocación, cuando no un despropósito.

En febrero de 2023 nos preguntarán sobre el número de asambleístas, diciéndonos que se reducirá. ¿Eso es totalmente cierto? Ocurre que, ahora, elegimos 15 asambleístas a nivel nacional, pero con el SÍ aumentarían a 36 (dos por cada millón de habitantes). Lo que se reduce es el número de provinciales: de elegir dos por provincia y uno más cada 200.000 habitantes o fracción que supere los 150.000, pasaríamos a uno por provincia y uno más cada 250.000 habitantes. De este modo, una provincia con 150.001 habitantes, que hoy elige tres, con el SÍ solo tendrá uno.

El cambio se notará poco en provincias como Guayas, Pichincha y Manabí, que pasarán a elegir de 20, 16 y 9, respectivamente, a 16, 13 y 7. En cambio, no solo que once provincias reducen su representación a la mitad, y cuatro a un tercio, sino que en Bolívar, Sucumbíos y Carchi se pasaría de elegir 3 a solo 1, transformándose esas provincias, y seis más, en distritos uninominales. Eso tiene consecuencias: si un votante de las tres provincias más grandes no vota por la lista mayoritaria podrá tener representación, mientras que, en el otro extremo, en las nueve que solo elegirán uno, solo se verán representados los que votaron por la primera mayoría relativa, que suele llegar a alrededor de un 20 % de los votos, por lo que el 80 % restante se queda sin representación.

Si de establecer el sistema uninominal y de reducir asambleístas en serio se trataba, es decir, que haya un candidato por partido en cada distrito electoral, se debió proponer para todo el país y no solo con 9 provincias: un distrito cada 200.000 habitantes y se quedaba con 90 asambleístas, además de los del exterior y los 15 nacionales, sin aumentarlos.

Los congresos en los años 80 y 90 fueron desde los 69 hasta los 121 legisladores, bajando a 100 en 2002, y no por eso eran mejores que los actuales. El Consejo de Participación Ciudadana, con 7 miembros, tiene enormes problemas, al extremo que se les quiere quitar la potestad de nombrar funcionarios y pasarla a la Asamblea.

Creer que en el número está la calidad es una equivocación, cuando no un despropósito.