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Rafael Oyarte | Servicio militar

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Un servicio militar, y su carácter de obligatorio o voluntario, depende de las circunstancias propias de cada nación

Lo ideal es contar con Fuerzas Armadas enteramente profesionales, pero las limitaciones económicas de los Estados hacen que se haga participar en la instrucción militar a los ciudadanos, los que no siempre están dispuestos a hacerlo de modo voluntario en un número suficiente. Por ello existen sistemas de servicio militar y reclutamiento, dos cuestiones que no son absolutamente asimilables. El servicio militar es un mecanismo destinado a entregar a las personas conocimientos y habilidades indispensables para, de modo general y eventualmente, tomar las armas en defensa de la nación. El reclutamiento, en cambio, implica alistamiento de ciudadanos de modo voluntario u obligatorio en el llamado a filas, independientemente de si han realizado o no el servicio militar.

El establecimiento de un servicio militar, y su carácter de obligatorio o voluntario, depende de las circunstancias propias de cada nación. Un Estado que se encuentra en permanente amenaza de agresión y de hasta intentos de desaparición, como es el caso de Israel, necesitan que todos sus ciudadanos se encuentren preparados para enfrentar esas contingencias y, por tanto, se les exige un período más o menos largo de instrucción, con muy pocas excepciones. Otros países pueden permitirse llenar los cuadros militares solo con elementos profesionales y, en caso de enfrentar una contingencia, hacer llamados para que los ciudadanos, voluntariamente, se presenten al servicio de las armas, como los tradicionales casos británico y estadounidense. Hoy, frente a la amenaza rusa, se habla cada vez más de reimplantar el servicio, incluso obligatorio, en Europa.

En caso de emergencia, el jefe de Estado puede disponer el llamado a la reserva, la que puede ser instruida y sin instrucción, integrando la primera los miembros de los institutos armados en servicio pasivo y quienes realizaron el servicio militar, mientras que el personal de la reserva sin instrucción está integrado por los ecuatorianos de entre 18 y 55 años de edad, que, siendo idóneos, cumplieron la conscripción, servicio militar que es voluntario desde la Constitución de 2008 y, aunque es deber de los ecuatorianos defender la integridad territorial de la nación, también prohíbe el reclutamiento forzoso, con lo que el llamado a las reservas en caso de conflicto chocaría con el predicamento de que no se podría obligar a alguien a tomar las armas en defensa del Ecuador.