Rafael Oyarte | Registro de violadores

Conversando con sicoterapeutas y siquiatras, me han dicho que esos delincuentes, a diferencia de otros, no son rehabilitables
La Corte Constitucional (CC) ha vedado el proyecto de reforma parcial que proponía, además de la castración química de violadores condenados, el establecimiento de un registro en el que consten los nombres de esos delincuentes. Es la segunda vez que se opone a esa posibilidad: la anterior fue respecto de la reforma legal que establecía ese registro gracias a un veto del entonces presidente Moreno. La razón de la CC para aceptar ese veto y “prevenir una inconstitucionalidad” es que el registro iba en contra del fin rehabilitador de las penas privativas de libertad y la reinserción social de quienes cumplieron la pena, quienes serían afectados por su pasado judicial (Dictamen 5-19-OP/19). Pese a que ese delito no tiene ninguna explicación y, peor, alguna justificación, pues nadie puede decir que viola por hambre, necesidad o alguna de esas lindas disquisiciones con las que se intenta disculpar a los criminales, otra vez para la CC no hay argumento que valga: el registro con el fin de impedir que los individuos que han cometido semejante delito trabajen, en el futuro, directamente con niños, por estimar que eso los “estigmatiza” y es una medida desproporcionada, porque, seguramente, si han cumplido la condena, se entienden rehabilitados (Dictamen 6-25-RC/25).
Conversando con sicoterapeutas y siquiatras, me han dicho que esos delincuentes, a diferencia de otros, no son rehabilitables. Que, en ocasiones, parientes los llevan a tratamiento porque han atacado a otros familiares, lo que, naturalmente, hay que ‘taparles’ para no pasar por semejante vergüenza, pero que, al final, no es posible. La víctima, por supuesto, es lo de menos por acá: ni una palabra en esos dictámenes. La tortura permanente, en mayor o menor grado, será siempre para la víctima, esa sí, verdadera, y no la pena que debería cumplir el infeliz que lo hizo y que siempre será poca. Pero la CC y su academicismo les permite seguir en contacto con niños para ver si mismo se han rehabilitado. Total, la reincidencia no les cambiará sus ventajas procesales.
Daniel Noboa, con su comportamiento infantil y sus actuaciones torpes, con marchas y cartelitos, solo le ayuda a la CC a que siga haciendo estas cosas. Lo del juicio político, vaya pase (leer el dictamen 7-25-RC/25 en que hablan de sí mismos como “terceros”, los señala como parciales), porque de los políticos nacionales no podríamos esperar ni una acusación constitucional medianamente decente.