Rafael Oyarte: La generación del plástico

Al mercado uno iba cargando una bolsa de material grueso y la casera ponía las frutas en cucuruchos de papel periódico
Los jóvenes de hoy, los ‘milenial, son muy preocupados por el ambiente y juzgan con mucha dureza las actividades industriales que puedan generarle impactos de cualquier naturaleza. Es comprensible, el ambiente sano no solo es un derecho, sino una necesidad de supervivencia del entorno donde nos podemos desarrollar y condición para que otros derechos se realicen, como la salud e incluso la vida. Lo curioso es que, en este tiempo, la emisión de basuras altamente contaminantes no tiene parangón en la historia.
En el pasado, tal vez sin querer o sin tener conciencia de ello, teníamos en nuestro diario vivir actividades altamente compatibles con el ambiente: probablemente nuestros carros no eran un dechado de virtudes ambientales, pero, para comenzar, eran pocos, pues no se había ‘democratizado’ el uso del vehículo particular. Pero, más allá de aquello, cuestiones que nos parecían normales dejaron de serlo, por absoluta comodidad. ¿Quiere comprar una gaseosa y llevarla a la casa? Pues había que llevar el envase de vidrio vacío, que generalmente era de un litro, y cambiarlo por la botella llena. ¿Creerá que hay niños y adolescentes que no comprenden ese sistema? Algunos me han llegado a preguntar si uno llevaba la botella vacía para que se la llenaran.
Luego ese envase de vidrio se transformó en uno de plástico retornable, es decir, casi lo mismo, pero, muy pronto, se comenzaron a vender gaseosas en envases no retornables. Hoy son tantos esos envases de un solo uso que solo el impuesto de 2 centavos por cada uno recaudó más de 41 millones en 2024, es decir, más de dos mil millones de botellas al tiesto. No solo que muchos productos que hoy se venden en envases de un solo uso, como el aceite y la leche, antes se compraban llevando la botella (el aceite lo sacaban de unos grandes barriles con una bomba manual). Al mercado uno iba cargando una bolsa de material grueso y la casera ponía las frutas en cucuruchos de papel periódico. Claro, los envases desechables y funditas de plástico nos hicieron cómoda la vida: hasta la muy saludable agua la venden en esas botellas plásticas. Y no es que basta con clavarle impuestos a las bolsitas plásticas del supermercado, pues no hay producto que no venga envasado con plástico (hasta las revistas). Chévere es estar en una generación ambientalista que no puede pasar un día sin tirar enormes cantidades de basura, por comodidad.