Paul E. Palacios | Eliminación del subsidio

El país pareciera estar condenado a la extorsión de cierta dirigencia con la que no se puede dialogar
No ha sido fácil para el Ejecutivo capear la protesta en ciertos sitios del país por la eliminación del subsidio del diésel. Los focos de protestas en esta oportunidad son los mismos de 2019 y 2022 de la Sierra Central e Imbabura, pero la Costa ha permanecido en calma, y en la Amazonía, la situación tensa es menor.
El país pareciera estar condenado a la extorsión de cierta dirigencia con la que no se puede dialogar respecto de lo insostenible que es la situación fiscal, con el dispendio de combustibles a un precio irreal.
Pero no seamos ingenuos, no se trata solamente de personajes de una tendencia ideológica, se trata también de grupos perfectamente organizados y financiados por aquellos a quienes se les quita la teta de las manos. Ahí están los que intermedian combustible transfronterizo, los que transbordan combustible en altamar, los que lo usan para sus fechorías con drogas, y también están aquellos que buscan vengarse del Gobierno por la represión a la minería ilegal.
El grado de violencia contra la propiedad pública y privada, el secuestro y ataque a tiros contra militares que resguardan convoyes de alimentos, la represión contra gente que desea trabajar, no es obra de modestos agricultores de la serranía. No, ahí hay la mano negra de gente extremista, de aquellos que pueden cortar el agua potable sin ruborizarse, o dejar sin alimentos al resto del país, si con ello ganan terreno. De aquellos que pueden destrozar una florícola, porque les dio la gana.
Pero los hay también aquellos que, si no pueden ganarla prendiendo fuego en las carreteras, lo prenden en las prisiones.
Sin duda habrá dirigentes en todos los movimientos sociales con quienes se puede buscar un diálogo porque representan con legitimidad los intereses de otras personas, pero con la delincuencia rapaz es imposible.
No es fácil la posición de las Fuerzas Armadas y la Policía, porque están obligados a imponer orden, especialmente cuando algunos buscan crear las condiciones para que alguien muera.
Eliminar el subsidio es imprescindible, ojalá no se desperdicien ni los fondos ni la oportunidad de corregir problemas.