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Una cosa es con violín

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"Cuando ya no esté en el poder y no haya esbirros que le canten la palinodia, le llegará la hora de rendir cuentas a Moreno y a su régimen"

La cabeza de la fiscal general sigue siendo un galimatías. Disparató a placer mientras los investigados eran funcionarios del correísmo hasta desembocar en la afrenta de inculpar al ex primer mandatario Rafael Correa de ser jefe de una bien organizada banda de negociado de sobornos con los particulares y empresarios que aportaron a su campaña electoral 2012-2016, acusación que jueces de la CNJ acogieron presurosos, imponiéndole la pena de ocho años de prisión como coautor de cohecho agravado en el juicio Sobornos. Ahora la fiscal general, abrumada por el éxito de su acusación anterior y acogiendo una denuncia periodística, abrió una investigación similar sobre supuestos aportes de empresas públicas a la campaña para la consulta popular de 2018, durante el actual régimen, y encendió la mecha para que arda Troya. Eso explica la áspera reacción de la ministra de Gobierno María Paula Romo al ser interrogada sobre la similitud del nuevo caso abierto por la fiscal con el de Sobornos, con respecto a la respuesta del presidente Lenín Moreno de que no conocía de aportes de empresas públicas a esa campaña, que “era casi lo mismo que decía Rafael Correa en el caso Sobornos”. La ministra dijo: “Lo más grave es tratar de convertir en un símil o en un caso parecido esta denuncia periodística con la grave estructura de corrupción continental que se destapó con el tema Odebrecht, el tema de Arroz Verde o el caso Sobornos”, subrayando que en ese caso se había descubierto una estructura manejada desde Presidencia, por lo que veía grave hacer un símil, “porque o se pone a todos en la misma situación, cosa que no es cierta, o subestima o minimiza la gravedad de las denuncias que pesan sobre gran parte del gobierno anterior”. ¡Qué pena, señora ministra, que además de ser uno de los escasísimos puntales en que se sostiene el régimen, añada la obsecuencia a tan mediocre mandato. Y es que, como recuerda el viejo aforismo: “Una cosa es con violín y otra es con guitarra”. Cuando ya no esté en el poder y no haya esbirros que le canten la palinodia, le llegará la hora de rendir cuentas a Moreno y a su régimen. Sus palabras de hoy le van a pesar. Los historiadores pueden fallar, pero la historia no tiene compromiso con nada ni nadie.