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El puente está trabado...

Avatar del Mónica Cassanello

...el atascamiento del tránsito es algo que no veía desde antes de la pandemia...’.

Más de una hora y media para llegar a Guayaquil desde Samborondón. Está trabado el puente de la Unidad Nacional. Doy vuelta en u para regresar lo andado, buscando poder rodar, pero también el nuevo puente que sale a Sauces está congestionado. Ingreso a la columna que avanza lentamente y me pongo a escuchar una conferencia sobre los efectos del estrés en el funcionamiento del organismo. Ya voy saliendo hacia la avenida de las Américas y el tráfico es el mismo de un día laborable, pero estoy en sábado y entonces recuerdo los editoriales y los artículos del periódico en los que se habla de la necesidad de construir rutas alternas, sobre todo en Samborondón y en la Vía a la Costa, donde siguen desarrollándose cada día más y más ciudadelas. Los carros no se mueven, así que me desvío hacia La Garzota. La conferencia ya se termina y empieza una nueva sobre el efecto de las palabras en la autoestima de las personas. Avanzo hacia la Francisco de Orellana, en dirección hacia la Kennedy Norte y por fin puedo rodar. Pero ya llevo más de una hora de retraso a mi cita. Empiezan a llegar mensajes por el chat indicando que no tomen el puente viejo porque está trabado, y yo les contesto que el puente nuevo está igual.

Las calles están verdaderamente congestionadas. Supongo que definitivamente se debe a que ya estamos en diciembre y la ciudad soporta una población flotante que viene desde las provincias a hacer las compras navideñas. Pero me sorprende porque el atascamiento del tránsito es algo que no veía desde antes de la pandemia, al menos no en las dimensiones de este sábado pasado. Temo pensar que toda esta gente que se moviliza no tome las precauciones necesarias. Espero que no olviden la mascarilla, que guarden la distancia, que se reúnan es espacios abiertos y que al calor de los tragos no se expongan a un virus que es impredecible.

Una vez más, apelo a la responsabilidad de cada uno. Reactivemos la economía, compremos, celebremos, compartamos con nuestros seres queridos, pero con mesura, con inteligencia, para que podamos disfrutar del nuevo año como se debe, con alegría, no lamentándonos.